La ciudad se encuentra estancada en su desarrollo urbano y necesita una urgente y profunda renovación urbana; Bogotá necesita entender la oportunidad que significa la construcción del “metro” para trasformar y renovar urbanamente la ciudad. Renovación que le permita solucionar el caos en movilidad y que le permita liberar y adecuar espacio público para poder construir en altura. Porque para construir en densidad y en altura no basta con cambiar simplemente la norma.
Y como Bogotá carece de esa avenida de
carácter monumental que tienen las grandes ciudades como los Campos Elíseos en
París, como la Avenida 9 de Mayo en Buenos Aires o la Avenida Reforma en Ciudad
de México; hoy podemos aprovechar y trasformar la antigua Avenida Caracas en el
“Paseo Reconciliación”, un proyecto de renovación urbana ambicioso que podría
posicionar a Colombia como una nueva nación prospera en paz y reconciliada, para así darle a Bogotá esa gran
avenida que no tiene y que necesita.
La Avenida Caracas ha sido durante la
historia moderna de Bogotá la más importante de la ciudad como eje conector. Hacia
los años 40 era un boulevard de grandes árboles entre casas y mansiones que a
lo largo del tiempo se ha venido trasformando; actualmente el escaso ancho o
perfil de la avenida es insuficiente y no permite que las estaciones del
sistema de Trasmilenio puedan tener el espacio y la capacidad de recibir y movilizar el
volumen de pasajeros en las horas de mayor transito colapsando a diario el
sistema y haciéndolo inviable e insufrible.
Pero como durante mucho tiempo Trasmilenio
fue un gran ejemplo mundial de eficiencia de pasajeros-sentido superior a muchos metros conocidos, ¿por qué no
construir un súper Trasmilenio bajo tierra con las ventajas del metro subterráneo
y con la versatilidad de los buses biarticulados? Tenemos la tecnología y la
ingeniería para reinventar una vez más la forma de movilizarnos, solucionando
la movilidad de la ciudad pero aún más importante organizando la ciudad para
crecer en altura. Aún podemos romper el paradigma que la única solución posible
tiene que ser un tren sobre rieles como en el siglo XIX
La renovación de la avenida caracas
requiere demoler las manzanas del perfil occidental para tener espacio
suficiente para dar paso a un gran parque lineal de 10 kilómetros de longitud, similar
al Parque del Virrey, pero de grandes proporciones’ un paseo con árboles,
plazas, ciclo rutas, grandes rascacielos de 50 y más pisos en la superficie,
mientras subterráneamente articulamos autopistas, El Súper Trasmilenio con
estaciones, comercio y grandes zonas de parqueaderos. Como una gran “maquina”
de movilidad multimodal subterránea tipo sótano desde el monumento Los Héroes
hasta la Hortua.
El urbanismo actual es desarrollado por ‘capas’ liberando
espacio público en superficie al enterrar las vías vehiculares, un gran ejemplo
es “the big dig” en Boston donde demolieron una autopista de segundo piso de 12
kilómetros para enterrarla y así crear
más de 1 millón de metros cuadrados de parques y espacios libres. Otro buen
ejemplo para aprender es el “Down town” o centro subterráneo de Montreal donde
las condiciones climáticas del invierno obligan a crear una ciudad subterránea con las estaciones con centros
comerciales y todo lo que requiere un espacio público de calidad.
En Colombia hay ejemplos como el Parque
del Rio en Medellín que actualmente en construcción y en Cali el Proyecto sobre
el rio que de igual manera se construye
la vía subterránea para crear espacio público peatonal en la superficie; en
Bogotá tenemos tímidos ejemplos como el la estación subterránea del centro
internacional o el parque bicentenario todavía en obra. Sí queremos una Bogotá
de rascacielos hay que si o si liberar y organizar el espacio publico de manera
planeada y diseñada.
Esta es una gran oportunidad para que
toda la sociedad trabaje y se encamine en un gran propósito llamado “Paseo Reconciliación”,
un proyecto que nos permitiría dejar atrás el pasado, la guerra y la polarización.
Es hora de entrar en una nueva etapa de nuestra historia, Una etapa que
trabajando y construyendo todos la nueva capital que los colombianos queremos
sentirnos orgullosos de tener.
Es
momento de demostrar como colombianos
nuestra capacidad creativa para
generar soluciones novedosas, eficientes e inteligentes. Que no nos de
miedo pensar en grande; una vez los campos de Paris, las pirámides de Egipto y Dubái
en el desierto fueron ideas que se pensaban imposibles y hoy son ejemplos extraordinarios.
Un proyecto de esta envergadura requiere
de toda la decisión política y económica de la ciudad, el país, el sector
privado y la sociedad completa; porque solo a través de grandes obras es como
las sociedades se reconcilian, construyen su sentido de nación y dejan su
huella en la historia.
Nota: Aunque suene ridículo, Pardo y
Peñalosa deberían hacer un plan de gobierno de ocho años y lanzar una moneda
para ver quien va primero.
@DonQuestion